La construcción de nuestra casa, además de ser una solución habitacional y un manifiesto filosófico, es una exploración y uso de las diversas tecnologías de arquitectura de tierra. Basada en tres técnicas específicas, y sus adaptaciones a este caso concreto. La tapia de tierra apisonada, el adobe (moldeado y compactado) y más recientemente el superadobe (bolsas de polietileno rellenas de tierra estabilizada o no) son utilizadas con éxito en esta construcción.
Poca mano de obra, escaso consumo energético, escaso transporte y acarreo de material, poca utilización de madera, climatización pasiva de los ambientes internos, racionalización del uso del agua son algunas de las características de La Guachafita.


miércoles, 18 de noviembre de 2009

¿parar la construcción?




Ya llegamos a la última esquina de la tapia y ésta no debe ser doblada. Ya llegamos al fondo de la cuenta bancaria que tenía la plata para construir y ahora entramos en el desasosiego. Los amigos se preocupan, claro y nos proponen que paremos la construcción de la casa para producir dinero. Agradezco infinitamente sus buenas intenciones, pero nos es imposible dejar de construir la casa. Es como si me pidieran que escogiera entre mi respiración y mi corazón latiendo.

No me canso de decirlo y quizás reflexionarlo en voz alta nos de fuerzas para seguir. Estamos haciendo mucho más que construir una casa. La Guachafita tiene varias lecturas y así lo comentaba con mi querida Miriam el otro día.

Desde el punto de vista más básico, la construcción de nuestra casa responde a una necesidad. La más elemental necesidad de nido, de techo sobre nuestras cabezas para defendernos de la lluvia. Y está clarísimo, que desde esa perspectiva, escogimos el camino más difícil y largo. Comenzamos en febrero y aún no llegamos al entrepiso. Vivimos alquilados, a un precio que casi no podemos pagar, en una casita mínima y parecemos ratas enclaustradas, defendiéndonos a veces a dientazos. La mudanza aún se ve lejos y hay días que me pregunto como aguantaremos hasta entonces.

Desde el punto de vista estrictamente material, estamos construyendo un capital. Convertimos un montón de tierra, piedras e ideas en una estructura que luego se puede vender y por un buen precio. En el interín Tadeo (Luis Guillermo) compromete más de la mitad de su capacidad productiva (esa que se mide en Bs) y la vuelca en darle pisón a las paredes. Parecen cosas de locos, como lo he dicho antes. Dejamos de producir dinero para construir un capital bastante subjetivo, que algún día cubrirá una necesidad. Si somos lo que tenemos, somos unos tierrúos.

Desde el punto de vista familiar, estamos construyendo un hogar. Y aquí la cosa empieza a tener mas sentido. Por lo menos para mí. Somos una familia sui generis como de patchwork y el espacio que ocupemos debe ser un hogar, no simplemente una casa. Debe tener una cocina-corazón que sea el centro de risas y encuentros, de comer y alimentar el alma. Debe tener espacios privados para cada quien, debe tener verde y espacio para los cuadrúpedos con quienes elegimos compartir la vida. Debe tener espacio para compartir con los amigos y para hacer eso que amamos hacer. Como ven, la cosa se pone cada vez mas subjetiva.

Desde el punto de vista filosófico, estamos construyendo nuestro lugar en el mundo. Y aquí llegamos al colmo de lo abstracto. Construyendo una casa de tierra, sin préstamos del banco, con criterios propios y no impuestos, sin permisos y con sueños, nos abrimos a codazos un espacio en el mundo que a veces pareciera aprisionarnos en el concreto.

Desde el punto de vista sentimental, la Guachafita es una declaración de amor. Tadeo pone sus manos, su tiempo y su fuerza en ese castillo de chocolate y yo me conmuevo ante la materialización contundente y progresiva de ese amor que todos los días me prodiga. Es difícil de explicar con palabras lo que siento ante eso, me parece que es simplemente eso…amor.

Por eso no podemos parar, porque es mucho más que una necesidad, es mucho más que dinero…es una manera de vivir conjugando el verbo hasta sus últimas consecuencias, metidos de lleno en la tierra y ejerciendo con un poco de desasosiego, un poco de lentitud pero mucho mucho amor y alegría. Todos los días un poquito, exactamente del tamaño de la vida.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Chocolate 80% tierra





Tadeo dice que estamos locos. Que solo unos locos como nosotros emprendemos un proyecto como éste y lo dice a ritmo de pisón. Yo me río y le digo que menos mal que estamos tostados. Me río y me dan ganas de comer chocolate, porque esta casa como de la bruja de Hansel y Gretel es chocolate 80% tierra Ya ésta etapa está por terminar y vienen otras, con otros retos y aventuras, mientras nuestro castillo se seca lentamente al sol sellado con un ideograma chino de la paz en su pared frontal (que talló Tadeo en piedra). Y asi...en paz y muertos de la risa, seguimos con nuestra guachafita.