La construcción de nuestra casa, además de ser una solución habitacional y un manifiesto filosófico, es una exploración y uso de las diversas tecnologías de arquitectura de tierra. Basada en tres técnicas específicas, y sus adaptaciones a este caso concreto. La tapia de tierra apisonada, el adobe (moldeado y compactado) y más recientemente el superadobe (bolsas de polietileno rellenas de tierra estabilizada o no) son utilizadas con éxito en esta construcción.
Poca mano de obra, escaso consumo energético, escaso transporte y acarreo de material, poca utilización de madera, climatización pasiva de los ambientes internos, racionalización del uso del agua son algunas de las características de La Guachafita.


jueves, 9 de abril de 2009

La idea y su proceso guachafitoso

La intensa competencia comercial en boga
Aunada al potencial de penetración de la publicidad;
El uso –y el abuso- de los medios cada vez
Más impositivos de difusión,
Hoy han provocado, entre otros aspectos,
Que solo los expertos puedan saber
Cómo se hacen las cosas.

Carlos Mijares Bracho.

Cuando mi bella mujer y yo decidimos hacer familia y jugar a casita comenzó un proceso que nos ha traído del abstracto y correcto soñar, hasta el pertinente hacer, pasando, gracias a un económicamente necesario compás de espera por la consideración de las más variadas técnicas y posibilidades de construcción de lo que será nuestra casa.

Partimos de algunas pocas premisas más o menos objetivas:

- La casa la haríamos con la mayor participación posible de todo el núcleo familiar.
- Sería adecuada para todos nosotros.
- Tendría que resultar económica.

Cierto es que tengo alguna experiencia tecnológica por haber tenido una empresa constructora y por haber hecho algunos estudios, análisis y trabajos en ese ramo. No voy a escribir aquí mi currículo. Pero eso me permitía ofrecerle a mi esposa la solución material a su idea de lo que debe ser una casa.

Una casa debe ser acogedora, debe provocar volver a ella en las tardes después de trabajar, debe proporcionar calidad de vida y comodidad, debe ser refugio y puerto seguro. Esto sacamos en claro después de hablar mucho del tema de un modo desordenadamente socrático, porque finalmente no tenemos los recursos para derrocharlos tras los errores propios de la irreflexión.

Enseñamos a los niños a usar el escalímetro y les dimos ciertos parámetros relativos a medidas y esas cosas dado el espacio disponible y los pusimos a dibujar sus habitaciones. Esto dio no menos de cien versiones distintas que fuimos afinando hasta que nos pareció que estaba bien así.

De este modo más o menos interactivo fuimos dando forma a un proyecto que comprobamos con maquetas, con puestas en escena, con filosofía, con risas y con imaginación.

Luego nos dimos a establecer la técnica constructiva según los distintos sistemas, sus costos, y sobre todo, en sus ratas de erogación. Porque no es lo mismo pagar diez millones de una vez, que cien en veinte años, por decir algo.

Llegamos a la conclusión de que había que combinar tecnologías porque una sola resultaba peligrosa desde el punto de vista económico que es nuestro punto flaco en este momento.

Todo esto dio un primer módulo de tierra y tres módulos posteriores de madera.

El primer módulo contiene dos habitaciones, dos baños, la cocina, el lavandero, y el taller de carpintería en un área techada de algo así cómo ciento cincuenta metros cuadrados repartidos en una planta y media.

Sobre el sistema constructivo de este primer módulo vimos que tras sopesar mil variantes llegábamos siempre al mismo por varias razones:

- Menos erogación inicial en materiales que ya tenemos en el terreno o muy cerca de ahí.
- No hay que gastar en costosos cercados perimetrales porque la tierra no es un material que cualquier choro robaría.
- El primer módulo se convierte en depósito sin necesidad de obras provisionales.
- La arquitectura de tierra tiene un muy amplio rango de error y por eso una tenaz tendencia a permanecer de pie aun en contra de todo razonamiento.

Los inconvenientes que presenta son de índole menor frente a sus ventajas entonces. Sí, se puede hablar de que es duro el trabajo y requiere valor para afrontarlo, no te lo va a financiar ningún banco porque ingeniería municipal no te va a dar el permiso de construcción porque ningún ingeniero puede calcular dicha obra, y porque ninguna empresa aseguradora te haría póliza alguna, a menos que se fume alguna sustancia prohibida. Bueno. Si esto es piedra de tranca “lasciate ogni speranza voi che entrate”.

Nosotros decidimos afrontar esto a músculo y pulmón libre (con la inapreciable ayuda de la bella madre de mi bella esposa) y por lo tanto hacerlo nuestra pieza de arte más grande y sincrética si se quiere.

Limpiamos el terreno, dibujamos la casa en el suelo con una lata perforada y cal en polvo. Contratamos una retro excavadora (la de la foto que preside este blog) para que abriera huecos doquier viera un trazo, y comenzamos el baile.

Me encontré que el terraplén que estaba del lado norte del terreno era un desecho de granzón que sobró de la construcción vecina y que muy a la venezolana me habían echado para acá cómo quién no quiere la cosa.

Bien, ese granzón vino a parar a la zanja de cimiento tras muchos ires y venires de carretillas desde el pilón de granzón, hasta la zanja. Luego esta tierra gris y pedregosa fue compactada con una ranita (vibro compactadora) a gasolina que no tenía retroceso y el acelerador no se quedaba puesto forzándome a manejar la maquinita con una sola mano.

Bueno, lo que no logró ni el pico, ni la pala, ni la carretilla en un par de semanas, lo logró la maquina esa en ocho horas de vibrante trabajo. Me refiero a las ampollas y las dudas, que pronto se convirtieron en otro paso cumplido exitosamente.
Los doce metros cúbicos del sobrecimiento los estamos haciendo con piedras (granito sódico, serpentinitas, calizas marmolinas verdosas porque tienen clorita, filitas no grafitosas, y anfibolitas. Todas con una densidad que bordea los 2,7 kg/dm3) que conseguimos en una cantera artesanal que está muy cerca del terreno. Este peso de la piedra nos hace sacar una cuenta rápida que nos ubica en el contexto de lo que es este trabajo: compramos 12m3 de piedra, que multiplicado por 2.700 kg/m3 hacen 32.400 kg aproximadamente. Si esto lo dividimos entre los más o menos veinte días que nos va a llevar, da una basurita de 1.620 kg/día de piedras levantadas, acarreadas, y puestas en su sitio. Cierto que parece mucho, pero hasta ahora solo me duelen un poco las rodillas y se me borraron las huellas digitales.

La técnica de construcción del sobrecimiento es o fue conocida como cal y canto, y consiste en piedra mampuesta con argamasa de arena y cal, que quiere decir que mezclamos la arena del lugar (arena roja tipo Red Mansfield sin arcilla) con una cantidad que oscila entre el 2% y el 5% del volumen, de cal en polvo hidratada. Nunca cal viva.

El procedimiento de mezcla es pesado porque se hace en dos etapas. Se combinan en seco lo mejor posible, y después se le añade el agua que hace la mezcla fluida y maleable pero muy pesada porque se combina el 1,6 kg/dm3 de la arena con el 1 kg/dm3 del agua y eso hace que una palada de 3 litros pese más o menos nueve kilos. Se mezcla hasta que se haga uniforme y se aplica para pegar las piedras entre sí. Y puedo decir al respecto que para pegar 10m3 de piedra han sido necesarios 1,5m3 de arena y unos ocho saquitos de cal, de los de ocho kilos. Además 0,5m3 de piedra picada #1 de la que sobró de la construcción del tanque de agua.

Como es lógico pensar, si se rellenan los intersticios solo con esta mezcla el asentamiento diferencial puede ser grande porque las piedras irán encontrando siempre mejor acomodo que el mejor que uno les de. Por lo tanto, esas cavidades conviene llenarlas lo mejor posible con la mezcla de cal y arena a la que le insertaremos piedras pequeñas. Este proceso es manual y muy lento, pero puedo atestiguar que funciona tras haber estudiado todo el sistema de cimentación del casco antiguo de La Asunción que está hecho con esta técnica y permanece en pie aun, con los más de cuarenta años de abandono total, de techos caídos y desamor.

Es muy probable que ni siquiera les hayan añadido cal a la mezcla sino limo del río que no siendo igual, hace más o menos el mismo trabajo que es impermeabilizar la mezcla e ir reaccionando lentamente con la arena en un proceso que se parece al que origina las piedras metamórficas. Bueno, más o menos. Esto es lo que se llama estabilizar el material.

El siguiente paso será la construcción de la capa de nivelación sobre la cual irá apoyada la tapia, que es la pared de tierra apisonada. Pero ese cuento lo echaré en otra entrega.